
La historia de la fundición
En el periodo neolítico, durante la edad de piedra (año 6000 A.C.) el hombre empieza a explotar el oro y el bronce, pero no conoce otro método de creación de piezas que el de dar martillazos. Luego comprendió que el cobre se quebraba con los golpes, pero que al calentarse se fundía y se podía vaciar en moldes y solidificarse cuando esta frio. Los primeros moldes eran de piedra de jabón o jaboncillo de sastre (esteatica). Esta era una piedra blanda y de fácil corte que soportaban las altas temperaturas del metal fundido. Por la dificultad de tallar la piedra se empezó a utilizar la arcilla arenosa, en que se podía envolver el objeto, para luego quemarlo. La técnica era elemental, se vaciaba la colada de metal sobre moldes abiertos de piedra o barro cocido, pero solo eran para armas o utensilios. Luego se hicieron los moldes de varias piezas para otros objetos. Esta técnica fue perfeccionada desde el III milenio A.C en Asia y Egipto. Del inicio de la fundición a la cera perdida no se tiene datos exactos, aunque se sabe de algunas piezas de la era de bronce de las culturas que habitaron Mesopotamia y Egipto, alrededor del año 200 A.C. Desde esta época se conocen dos métodos de fundición a la cera perdida, el directo y el indirecto; el primero consiste en recubrir la cera modelada con materiales refractarios, luego se lleva al horno derritiéndose la cera y saliendo por unos agujeros por donde se vierte la colada de metal fundido.